Reseña

Camino despacio contemplando la agresiva marcha de almas atormentadas por el reloj, gente que corre para llegar a alguna parte. Unos a su trabajo, otros a casa, otros con suerte a una cita amorosa. De repente, levanto la mirada y veo una frase en la pared que dice “Hacer lo que quieres es libertad, que te guste lo que haces es felicidad” … ahí mismo sin esperar, empiezo a redactar este texto, las palabras nacen del bolígrafo y se imprimen en la hoja sin pedir permiso. ¿Por qué escribo? A través de los siguientes párrafos intentaré responder a esta ambiciosa pregunta.
En primer lugar, creo que el alegato más justo sería por fascinación. Me gusta lo bello, lo sensual, lo romántico de las palabras. Palabras capaces de evocar lugares y momentos donde las continuas preocupaciones del tiempo se van y me libero del ilusorio control en el que vivo.
La vida pasa frente a mis ojos y en un intento de guardarme algo empiezo a redactar mis historias, me adentro en un lugar lleno de fantasía y sueños en el cual todo es posible, no hay límites, transito la eternidad y el infinito, puedo crear espacios y tomar cualquier dirección según mi deseo. Cuando escribo me convierto en una herramienta de la naturaleza cuya principal labor es la creación constante.
La escritura me permite dibujar mis pensamientos, ser parte del mundo, disfrutar de él, darle algo de mí y vivir en mis sueños para que otros disfruten de ellos. Me da la oportunidad de comunicarme directamente. Con la escritura solo expreso mis ideas y dejo que sean apreciadas por su propio valor.
Al ser exclusiva de los humanos, pues ninguna otra especie del planeta la emplea, la escritura se hace humana y es capaz de regalarme su tiempo, su paz, su luz; pero a la vez me desafía y me presenta retos a los que me gusta enfrentarme.
Llegado a este punto y al releer estas líneas, tomo conciencia de que vivir sin escribir sería como dormir sin soñar, banalizar todo lo vivido, destinarlo al olvido. No puedo darme el lujo de dejarlo pasar. Escribir es hacerlo todo por primera vez, es estar más atenta a lo que pasa a mi alrededor para luego entrar en mí, atar la silenciosa lluvia de rosas y convertirla por fin en un colorido ramo.
Que estas palabras poéticas no confundan al lector de este libro, pues el fin último del mismo es enseñar a escribir guiones cinematográficos y de series de televisión, en cuyo caso, el lenguaje que se maneja dista mucho de la literatura. No quiero que mi gusto por las palabras desvíe la atención del objetivo. Escribir, literatura y guiones, me permite estar consciente de sus diferencias. En el primer capítulo, se explica en qué convergen y en qué no, para un mejor entendimiento de los lectores, quienes en su mayoría han llegado a este libro a partir de su gusto por la lectura o escritura de textos literarios y ahora quieren dar el salto a la escritura de guiones, al igual que lo hice yo, hace ya algún tiempo. Este libro pretende ser una guía para los guionistas nóveles, debido a ello, a partir de ahora, el lenguaje que utilizaré en esta obra será objetivo y directo.